Irwin Allen, a través de su productora, produjo una mini-serie de
televisión de 3 episodios que fue condensada en algunos paises a un
largometraje que se emitió en los cines.
Tras la inolvidable
serie Viaje al fondo del mar se recuperan las maquetas de los submarinos
y en unos tanques se rueda esta serie que, como no, sufre las
influencias de La guerra de las galaxias, y para no joder la salsa,
añaden encima el inolvidable personaje de Julio Verne, el capitán Nemo.
Unos
submarinistas de la armada de los Estados Unidos encuentran en el fondo
del mar el... ¡Nautilus! Entran dentro y se despierta como una rosa el
capitán Nemo tras estar en estado de hibernación un siglo. Dicho
submarino tiene una tecnología de la polla, capaz de navegar a seis mil
metros bajo el nivel del mar o de navegar bajo el agua a 120 nudos.
¡Casi nada! Además, el capitán Nemo tiene pistolas desintegradoras de
rayos laser, capaz de evaporar una columna de marmol. No es extraño
entonces, que con semejante nivel tecnológico sea reclutado por los
norteamericanos, para proteger al mundo de la amenaza de un científico
loco, que viaja en otro submarino y que después de destruir la isla de
Krakatoa con un rayo laser, decide que si el tio Sam no le da 1000
millones de dólares en lingotes de oro, desintegrara en una semana la
ciuda de Washington. ¡Corre Nemo, corre! ¡Salva al mundo por favor!
Pero
el capitán más viejo del mundo, con mas canas, más pelotas y con un
cerebro tan privilegiado tiene la obsesión de encontrar... ¡LA
ATLÁNTIDA! Y cojones si la encuentra, vamos que incluso se hace amigo
del rey de la fabulosa Atlántida.
Este film que es una compresión
de la serie de televisión es un culto a lo cafre, lo loco y lo absurdo
en grado sumo. Nunca verás un guión con tantos agujeros, con tantos
disparates y con tantos elementos ilógicos. Pero ese, claro está, no es
el espítitu con el que se concibió este producto, que no es otro que el
de ser puro entretenimiento ingenuo y descabellado. Vamos, que con
submarinos, rayos lasers, la atlántida y el submarino de malos lleno de
robots en plan Star Wars. ¿Qué más se puede pedir?
Lo de la
influencia de Star Wars viene por muchos elementos del film. La sala de
mandos del submarino malo, parece la de una nave espacial. La cabina
donde se dispara el cañón laser debe mucho a la del halcón milenario. El
capitán Nemo tiene pistola de rayos laser, como Han Solo. El submarino
malo está lleno de robots y el robot jefe malo intenta ser una especie
de imitación IMPOSIBLEMENTE MALA de Darth Vader, al servicio del
científico malo. Sin palabras: hay que contentar a los espectadores.
¿No?
Un encantador film de submarino MUY VIEJO, DE SERIE B TOTAL y
con un regusto a novela baratilla increible. A pesar de todo aún agunta
un cierto encanto.