Continuamos con las andanzas de la serie Rostros de muerte en esta
tercera entrega que es de verdad, la más simpática y dicharachera. Es el
descojono total y no se traga ni con vaselina semejante despropósito de
mondo.
En primer lugar lo que era crudeza y frialdad ahora es un
festival de cosas asombrosas pasadas por agua. Esta tercera parte es
muy acuática. Pero el tema es que eso no es lo malo sino que ahora EL
TRUCO se nota una barbaridad y ahora las escenas CANTAN como una almeja
en medio del desierto, con unos trucajes y montajes realmente
precipitados, torpes e indignos.
Repasemos las escenas más llamativas:
-Un
submarinista es atacado por una barracuda. Lamentable. Parece que al
tio en vez de haberle metido un rápido bocado la barracuda, que ha
metido la cabeza en una freidora. El látex mojado y amarronado del
maquillaje canta de forma asombrosa.
-Otro submarinista es
atacado por un tiburón y le arranca una pierna. Pues más de lo mismo. El
trucaje es muy simple. Fijándose un poco es el mismo bote, rodado en el
mismo lugar del mar, etc...
-Un tipo se suicida. Se arroja desde
el edificio un muñeco más rígido que la polla de Rocco Siffredi con una
sobredosis de Viagra.
-Lo de la tortura y ahorcamiento, pues casi no merece ni comentarios.
-Lo
del artificiero y la dinamita. Eso es divertidísimo. Un artificiero
dentro de una casa encuentra UNA BOLSA DE DEPORTE, al loro nenes, llena
de dinamita. El cámara o bien está loco o tiene más cojones que el toro
que mató a Manolete, se queda al lado de la desactivación del explosivo.
¿Ningún policía evacuó al cámara ante semejante peligro? Pero ese no es
el tema.
Hace ya años trabajé en obras, encargado en una
compañía constructora de realizar la ferralla del desmonte de una
montaña, en lo alto de la cual, ibán a construir o mejor dicho
construyeron una planta de hormigón. Trabajé en ese lugar varios meses y
ahí estaba una compañía de explosivos, barrenando con perforadoras la
montaña de roca, metiendo cartuchos de dinamita, goma-2, y encima
montaban unas redes de neumáticos para contener la onda expansiva. Total
que a lo que voy es que he tenido en mis manos cartuchos de dinamita, y
puedo decir que tres cartuchos pegan una hostia de tal magnitud, que
estando a un centenar de metros impresiona. La roca queda pulverizada.
¡Hecha añicos! Y entonces alguien me quiere decir que no tres cartuchos
sino que un mogollón de cartuchos de dinamita dejan al artificiero de
una pieza, muerto se supone, y con la cara llena de sangre y medio
cubierto de escombros. Venga, por favor... ¿Es una broma? Debe de ser
una broma. Semejante explosión en primer lugar hubiera dejado al tipo
convertido en carne picada, en fosfatina, y la de la casa no hubiera
quedado nada más que las columnas y cimientos, si esta no se hubiera
derrumbado ante semejante bombazo. O sea, en definitiva, lo del
artificiero es más falso que los cojones.
-Lo del paracaidista
que cae, fijate tú que mala pata, en un estanque de cría de alligators.
Total que al paraca se lo papean los caimanes como si fuera una bandeja
de canapés. Falso. Que haya pasado eso alguna vez, no digo que no, pero
eso es un burdo montaje.
-Lo del juicio a un asesino en serie de
mujeres, que las grababa mientras las violaba y mataba. Falso. Una
patraña Vemos en el juicio incluso un fragmento que ponen en un video de
una de sus grabaciones. FALSO. Lo más divertido es que la cámara no
está fija (se supone que el tipo actuaba solo) sino que se mueve
bastante.
A todo esto se suman imágenes reales de accidentes de
tráfico, de guerras, OTRA VEZ de los putos mataderos de animales que ya
aburren, y algunas cosillas más como tipos con mono, algún tiroteo,
serpientes en casa, etc...
En fin, un capítulo que ya evidencia
el desgaste de la saga y su inevitable decadencia. DECEPCIONANTE y poco
creible. Un torpe intento de estirar el chicle lo imposible.
Ah,
cuando vivía en las islas canarias hace ya muchos años un día
submarineando con gafas, tubo y aletas (era un adolescente) vi de lejos
pero muy claramente una larga barracuda de igual unos dos metros de
largo. El pez continuó nadando a su rollo. Es raro porque suele nadar en
grupo, en pequeños cardúmenes. Eso fué cerca de una playa al norte de
Fuerteventura. El animal me transmitió una sensación de velocidad,
elegancia y aerodinámica increibles. Es un pez formidable. Escribo estas
palabras y lo recuerdo muy vividamente, como si hubiera sido hace un
momento cuando tuve el encuentro con ese pez, que por cierto, no parecía
muy interesado en destrozar caras como en Rostros de muerte 3. Menudo
chicle de mondo.